Pasos

Alexandra Swain
2 min readApr 4, 2022

Tomo el pasillo de la derecha, las luces parpadean y se multiplican, flotan en el aire y las confundo con luciérnagas. Un grito se me atasca en la garganta al tropezar con un fierro expuesto y mi sangre cubre el concreto mezclándose con el polvo. El óxido y mi sangre se mezclan, corren como el sudor por mi espalda. Mi respiración es cada vez más lenta, ya no logro enfocar bien. Mis párpados tiritan y se cierran, pestañeo, pesan. Cerrados.

Una tos me despierta, mi propio cuerpo tratando de sacarme de este mar negro. A duras penas me levanto intentando mantener el peso sobre mi pierna izquierda al mismo tiempo que ignoro la sangre que todavía corre y el atisbo de hueso que se ve entre la carne rasgada.

Cojeo por el pasillo que se siente cada vez más largo. Doy tres pasos y debo parar, mi corazón palpitando justo bajo mi rodilla. Me fuerzo a dar tres más, dejando que mi pierna se arrastre. Al fondo logro ver un poco de luz lo que me anima a dar otros tres pasos más. Esa luz es lo único que me da el ánimo de seguir, tres pasos a la vez. De tres en tres avanzo hasta que pierdo la cuenta, no sé si fueron 33 o 300.

La puerta frente a mí se siente cálida bajo mis manos heladas que luchan por agarrar la manilla. Pero es la luz que se cuela bajo ella que me da el último aliento para abrirla. Cierro los ojos antes de disfrutar del aire fresco y el calor del sol que tanto extrañaba en estos túneles. Doy el último paso a mi libertad.

Abro los ojos. Las cuatro paredes de concreto desnudo parecieran absorber toda la luz del foco colgando del techo.

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Alexandra Swain

Chilean writer based in Brighton // Escritora chilena en Brighton