IRL

Alexandra Swain
9 min readMar 27, 2022

Buenos días, son las 7:30, hora de comenzar un nuevo día. Hoy está cálido y soleado, solo 45° Celsius afuera. No hay probabilidades de lluvia, y una velocidad del viento promedio de 2 km/h.

Las siete y media es temprano para comenzar mi día, pero si la IA Suprema así lo declara, así debe ser. Voy al cubículo de lavado para cubrirme en jabón en polvo y sacarme el sueño de encima. En mi estante de ropa encuentro mí tenida para hoy: biker shorts con un polerón oversized, junto con unas Doc Martens. Like.

Lista para comenzar el día voy a mi espacio de comidas para tomar mis vitaminas diarias y un vaso de agua helada, un lujo hoy en día. Mientras reviso mis estadísticas de ayer me doy cuenta que es un premio por mi desempeño. Mis reseñas de la chaqueta y los lentes UV aumentaron mi engagement en un 3%, y fueron reposteadas por una influencer viral.

Mi comunicador vibra sobre la mesa con mi agenda para hoy, indicándome que me toca ir a comprar suministros alimenticios. Eso explicaría por qué me levanté tan temprano. Además tengo una caja de productos para reseñar que debiese llegar a las 11:00, lo que significa que mis posts finalmente están consiguiendo mayor popularidad y atención. He estado ahorrando todos mis reposts para actualizar mi unidad de edición, el que tengo ahora ya lleva cinco ciclos completos y está empezando a mostrar signos de obsolescencia, así que voy a necesitar uno urgente antes de que se acabe el ciclo.

Luego de revisar mi agenda reviso mis redes sociales. Mi amiga Pina87 fue ascendida a un mejor centro de vivienda, supongo que eso pasa cuando llegas al millón de seguidores, y Roman_oficial y Joseee acaban de recibir su bebé de las robots nodrizas. Todos se ven tan radiantes; tal vez debiese considerar investigar si hay cupos con las nodrizas, eso podría aumentar mi número de seguidores.

Me pongo mi mascarilla y cierro la puerta. El ascensor me escanea antes de entrar, seleccionando el mejor contenido para mi feed de noticias que me acompañará los setenta y dos pisos hasta la base. Un terremoto en las provincias del sur causó estragos, haciendo que un centro de vivienda completo quedara en el suelo, pero la influencer de viajes Skylar_viaja está allá, así que supongo que todo estará bien. El contenido que veo está pensado específicamente para mí, mostrándome todo lo que necesito saber para mantenerme informada durante el día.

Al salir me veo en las ventanas pulidas del edificio, me veo estupenda, merezco una foto. Reviso todos mis bolsillos, luego mi banano, y mis bolsillos nuevamente. No, no hay nada. ¿Dónde está? Una revisión más de todos los lugares donde podría estar evidencian lo que ya temo, dejé mi comunicador arriba. La caminata a la tienda no es tan larga, podría ir sin él… ¿Pero qué pasa si algo ocurre y tengo que transmitirlo en vivo? Podría perder reposts por no reportearlo. Camino un par de pasos a la esquina, mis manos frías en los confines de mis bolsillos, mis dedos bailando sobre una pantalla fantasma en ellos.

Me doy media vuelta y corro al ascensor, las pantallas mostrándome los últimos diseños de comunicadores. Pantalla más grande con mejor definición de colores que podría aumentar la calidad de mis reseñas y mi engagement. Tal vez podría usar mis reposts para eso en vez de para la unidad de edición. Al desbloquear mi puerta escucho mi comunicador volviéndose loco con las notificaciones que me llegan, llorando en el abandono en que lo dejé.

Skylar_viaja acaba de hacer un live desde el lugar del terremoto y me lo perdí, y hay una oferta especial que incluye un comunicador y unidad de edición por un precio rebajado. Pina87 me mandó un mensaje también, invitándome a un Sunset en su nuevo apartamento. Afortunadamente la IA ya la incluyó en mi agenda para el día.

Al bajar, el ascensor me muestra diversas ofertas de vestidos que se verían geniales en la nueva terraza de Pina87, haciéndome ver glamorosa y sofisticada. Tal vez debiese comprarme uno para hoy…

Las calles están en silencio a esta hora del día. La mayoría de la gente prefiere filmar sus reseñas en la luz de la mañana para así poder usar el sol del atardecer para selfies y retratos justo a tiempo para la hora peak de Instagram en la noche. Aspirabots y barredoras se pasean por la calle, absorbiendo ese polvo eterno que nos rodea y cubre toda superficie expuesta. Al menos mi mascarilla me protege de lo peor del polvo en el aire, pero mis ojos igual lagrimean por el calor y lo arenoso del ambiente.

Hay un pequeño parque camino a la tienda, los eco-postes entregando algo de sombra y refresco del calor, que el camino más rápido no ofrece. Porque puedo, entro al parque y paseo por los caminos que se pierden entre los eco-postes, sus toldos solares guardando energía para la noche simulando los árboles de antaño. La sombra es refrescante, y estoy tentada a quedarme ahí solo para poder disfrutar de ella, pero de entre los eco-postes escucho el chirrido de las cámaras de seguridad enfocándome. A los pocos segundos mi comunicador comienza a vibrar con notificaciones, ofreciéndome un descuento adicional si llego a la tienda en diez minutos, además de mi App de mapas sugiriéndome la ruta más rápida para llegar. Mis botas crujen sobre la gravilla, un sonido estremecedor en la calma del parque, y vuelvo a mi camino original.

Siguiendo las instrucciones que me dicta la App, llego a la tienda en menos de ocho minutos, y planeo hacer que mi descuento valga la pena. Mientras espero que comience el proceso de entrada reviso el resto de mis notificaciones.

Usuario Xanthe.B por favor diríjase a la plataforma sanitizadora. Me dirige la voz enlatada del portal.

El polvo sanitizador me hace toser al pasar por la bruma, efectivamente eliminando cualquier posible partícula contaminante que haya traído de mi pequeño paseo por el parque. Las repisas se iluminan de un suave azul al reorganizarse para mostrarme mi selección para esta semana.

De los parlantes escondidos se escucha música clásica de los ’20, haciéndome cantar mientras reviso cada pasillo para ver qué me ofrecen esta semana.

– You want me, I want you baby…– le canto a una botella de vitaminas al final del pasillo. La felicidad me invade mientras bailo en los pasillos, grabándome y subiéndolo a las stories de Instagram. Mi canasto hace mi trayecto cada vez más lento, llenándose de todo lo que necesito. Los tarros de duraznos en polvo están 2x1 y las barras de jabón con un 20% de descuento, ¿cómo no lo voy a aprovechar?

A la salida el robot cajero escanea mis compras y me da el total, al que le agrego despacho express para que todo llegue a mi apartamento antes de esta tarde. El monto total es un poco más alto de lo que tenía planeado y mis ahorros se fueron un par de semanas para atrás, pero las ofertas estaban demasiado buenas como para no aprovecharlas. Paso mi mano sobre el lector de chips para que descuente los reposts de mi cuenta.

Muchas gracias por tu compra usuaria Xanthe.B, acuerda de compartir tu compra con tus seguidores para obtener un 10% adicional en el total de tu próxima compra. Nuestras líderes benevolentes, Alexa y Siri te desean un productivo día.

Al volver al sol de la mañana reviso mis notificaciones. Una es de la compañía de despachos informándome que mis nuevos productos para reseñar llegarán tarde, y la segunda es un código de descuento para una tienda de vestidos no muy lejos de aquí. Puedo aprovechar de ir rápido y así tener algo nuevo para hoy en la noche. Like.

Me subo al tranvía elevado para que me lleve a Neon Me y así aprovechar el descuento que me enviaron. El aire filtrado y reciclado dentro de la cabina permite que una suave brisa circule dentro, y dejo que me relaje. Disfrutando la sensación en mi cuello húmedo, miro por la ventana maravillándome de las líneas de la ciudad: las paredes cóncavas del Arena Tesla y las grúas del Centro de Distribución Amazon. Todas estas piezas en movimiento trabajando juntas de maneras tan diferentes, fusionándose como una sinfonía que trae vida a cada rincón, iluminando cada rincón donde podríamos escondernos.

A través del calor sofocante veo gente dirigiéndose a las tiendas para sus provisiones semanales, tratando de aparecer en las fotos de los Buscadores de Moda que andan documentando lo mejor del Street Style, o corriendo de vuelta a cada para poder escapar el clima y aire contaminado. Acelerada. Así es. Moviéndose a casi la misma velocidad del tranvía sobre la ciudad, nunca parando a disfrutar de la sombra en el parque o la risa de alguno de los pocos niños de los complejos de vivienda. Nuestra vida es acelerada. Inmediata.

Ya en el andén me doy cuenta que mi comunicador está vibrando furioso ante mi nuevo abandono, la indignación clara en cada nueva vibración. Notificaciones de amigos, mi App de noticias contándome lo último acerca del terremoto, y veinte reposts de mi foto de la mañana. Like.

Las tres cuadras hasta Neon Me pasan en una locura de actualizaciones y noticias, contestando mensajes directos, y publicando una story de un nuevo local nutricional que abrirá dentro de las próximas semanas. En la puerta de la tienda de vestidos la vendedora me pide que espere mientras me preparan un cubículo diseñado especialmente para mí en base a la información que extraen del chip en mi muñeca, el cual acaricio con ternura hasta que estén listos.

A mi alrededor puedo ver kilómetros de neo-seda brillante, chaquetas de cuero sintético, y abrigos de pieles en tonos neón. Antes de poder terminar de ver todo, la vendedora se acerca y me guía a través de un nuevo túnel sanitizador hasta mi cubículo personalizado. En él encuentro vestidos cortos siguiendo la última moda, enteritos con lentejuelas, y lentes UV en todos los tonos que pudiese imaginarme. Me pierdo en los colores y texturas. Me pruebo un vestido tras otro. Me pongo uno mientras el anterior ya está volando fuera. Cierres, brillantes, plumas. Sombreros. Lentes. Tacones.

Sin darme cuenta, ya es tarde. Me salté mis nutrientes de medio día y mi caja de productos ya lleva horas esperándome en mi puerta. El tiempo se perdió en la búsqueda del vestido perfecto. Entre hombreras y cinturones, cuellos y bolsillos. Corro a pagar, casi dislocándome la muñeca en mi apuro. Ignorando todos los lugares perfectos para selfies, corro al tranvía sin evitar lamentar todo el tiempo que estuve en Neon Me. Tiempo que podría haber usado para grabar reseñas o actualizar mi perfil de Instagram. La lista de mis pendientes es eterna, pero la IA no me recordó de la hora ni me mandó notificaciones para recordarme de la llegada de mi caja. Las cosas no podrían haber sido peor.

En la estación, me sumerjo en mi comunicador para ponerme al día con todo lo que ha pasado desde que entré a la tienda. Pina87 acaba de recibir una canasta de fruta fresca como parte de su recompensa por el aumento de seguidores. Desde el sitio del terremoto, Skylar_viaja reporta protesta de usuarios disconformes con la poca ayuda recibida de nuestras líderes.

– ¡Neenah, ven acá! — Alguien grita desde el otro extremo de la plataforma, haciéndome levantar la vista de mi comunicador.

– No entiendes… –

– Neenah, ya pos, podemos hablar de esto, ven para acá. –

A mí alrededor todos miran a la pareja de mujeres, una parada peligrosamente cerca de los rieles. Las pantallas de comunicadores reflejan el sol de la tarde, la hora dorada entregando la iluminación perfecta para las transmisiones. Todos apuntan a Neenah mientras se acerca un paso más al borde.

– Ya pos Neenah, mi amor, háblame. –

– No Kash ¡fue demasiado! –

Todos damos un paso más cerca, nuestras cámaras enfocándose en el frágil equilibrio de Neenah al cruzar la línea amarilla, alejándola de la zona segura.

– Era un filtro no más, ya bajé la foto ¡ahora vuelve! –

– ¡Pero me pusiste un filtro! ¿Ya no piensas que soy linda? –

– ¡Obvio que sí! — Solloza Kash, — es solo que…–

– ¿Es solo que qué? — Chilla Neenah al mismo tiempo que el tranvía chirria al entrar a la estación.

Comunicadores en alto, todos contenemos el aire al mirar a la pareja. Algunos transmitiendo en vivo para aumentar su engagement, otros esperando para musicalizarlo después y aumentar sus reposts.

– Es demasiado, ya no puedo…–

– Neenah, no… por favor…–

– Demasiado. –

Kash se abalanza hacia ella, sus dedos alcanzan a rozar la punta de las trenzas de Neenah mientras cae sobre los rieles, lista para recibir al tranvía en un patético abrazo.

Los frenos del tranvía perforan nuestros oídos, dando final al espectáculo. Todos los usuarios en el andén vuelven a sus actividades usuales, actualizando sus estados, mandando mensajes a sus amigos, o leyendo noticias.

Mi respiración tras la mascarilla se acelera, todavía confundida por lo que acabo de ver. Tal como el resto, transmití en vivo en incidente, comentando los detalles para todos mis seguidores. Pero miro a Kash, tirada en el suelo de la plataforma tratando de llegar a los restos de Neenah. Su comunicador olvidado junto a sus pies, la pantalla trizada del impacto. Tal como estaba Neenah.

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Alexandra Swain

Chilean writer based in Brighton // Escritora chilena en Brighton